A menudo confundimos el amor auténtico, aquel que nos permite ser libres y aceptar al otro tal y como es, con el amor romántico o emocional, un querer idealizado que suele crear dependencia y sufrimiento. En cambio, el amor auténtico solo nos enriquece.
Abrirse al amor es abrirse a la energía más poderosa del universo, una energía sanadora y transformadora que cohesiona y une.
Aprendamos el arte de amar, de ser libres y de dejar ser. El amor puro es incondicional, sanador, fluye libremente y nunca hiere. Para alcanzar ese estado en una relación se requiere una gran sabiduría. La mayoría de las personas se aman y se atan. Cuando se pierde la libertad, la felicidad se aleja y sobreviene el malestar.
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